Volteo atrás y te veo en gran parte de mi vida, volteo al frente y todavía estás. ¿Quién fuiste y que debí haber hecho bien para que me acompañaras y me regalaras toda tu lealtad y amor que no merezco?.
Aun no te vas, pero la agonía del tiempo me mata ¿qué no daría por tenerte toda mi vida? De ser posible, te regalaría la mitad de mi vida para irme junto contigo. Mis lágrimas no cesan, la preocupación y la ansiedad me carcomen por el futuro que viene, siempre con la alerta de tu partida. Desearía tanto cargar con tu dolor y que no tengas que soportar nada más tu.
Lamento los años que te abandoné y no estuve presente como te hubiera gustado que lo estuviera, es algo que desería remediar y disfrutarte más. Lamento mis faltas de paciencia y solo haberme acordado de ti en la enfermedad. Lamento no apreciarte como lo mereces.
No me importa desvelarme a tu lado en tus noches de vigilia, llevarte conmigo a todos lados y dejar pasar eventos solo porque no tengas mi ausencia nunca más.
Gracias por luchar y aferrarte a la vida, gracias por aun emocionarte cuando llegamos y armarnos el drama por haberte dejado unos minutos. Gracias por tus pedidas de cariño y que te sientas la más consentida. Ninguna inversión de cualquier aspecto será una perdida si se trata de ti, pues te acompañaré hasta tu último suspiro.
Gracias por todo tu amor incondicional y tu lealtad a mi persona, pero sobre todo, gracias por la enseñanza de amar el ahora.
Escribo esto con mares en mis ojos y con el grito ahogado en mi garganta, pero con todo el amor que siento por ti, y si dejas este mundo terrenal, por favor guardarme un lugar junto contigo para estar juntas toda la eternidad. Lamento ser egoísta, pero por favor no renazcas sin mi.
Te amo pedacito de cielo.